miércoles, 29 de agosto de 2012

COMUNICACIÓN/ PERSUASIÓN

La meta de la comunicación eficaz debe ser que el que escucha diga, "¡Yo también!" en vez de "¿Ya mí, qué?” 
Aprenda a expresarse, no a impresionar. 
No es tanto la materia que se cubre, como el modo en que se cubre. 
Sea breve en la parte de su exposición que se refiere a la lógica y las razones. Probablemente hay como mil cosas distintas que decir de un automóvil, pero no hacen falta todas para tomar una decisión. Con media docena basta. 
Mejor es disminuir que exagerar. Deje que los demás se sorprendan al ver que todo era más de lo que Ud. prometió y más fácil de lo que Ud. dijo.
Para lograr una comunicación eficaz, sea breve. '' Jesús dijo, "Sígueme”. ¡Eso se llama brevedad! El podía ser breve en razón de todo lo que era y de lo que tenía que decir. No se puede decir lo que no se sabe. No se puede compartir lo que no se siente. No se puede traducir lo que no se tiene. Y no se puede dar lo que no se posee. Para darlo y compartirlo, y para que sea eficaz, primero hay que tenerlo. La buena comunicación empieza con una buena preparación. La comunicación eficaz se compone en un 20 por ciento de lo que uno sabe y en un 80 por ciento de lo que uno piensa sobre lo que sabe. Uno es poderoso cuando lo que dice es apenas la punta del témpano de lo que sabe. Con sólo comunicarse, ya se sale adelante. Pero si uno se comunica con arte, puede lograr milagros. No confunda la cortesía con el consentimiento. Es tan fácil equivocarse al hablar si se descuida uno. Suponga que Ud. quiso decir "¿Por qué te afliges?", y lo que salió fue "Ya ti, ¿que te pasa? La verdadera persuasión viene de poner más de uno mismo en todo lo que se dice. La palabra tiene su efecto: La palabra cargada de emoción tiene un efecto poderoso. Tenga cuidado de no usar la jerga de los iniciados con el resto del mundo.

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